Tuesday, October 27, 2015

Hortraveling! s01e07 "We're jammin', jammin'..."

...and we hope you like jammin' too!


la sorpresa que conquistará a nuestra querido público catalán... pero sssssh!
Previously on Hortraveling

"Aunque después de un verano de muy poco ejercicio (por suerte parece ser que el estrés adelgaza. O al menos funcionó para nosotros...) el otoño nos está dando una segunda oportunidad. Como dice un chico simpático pero algo negativo (o sencillamente, muy filósofo) que conocimos hace poco: "Si te pierdes el primer tren, es probable que pase otro para ti, pero te costará más subirte. Y si te esperas al tercero, puede que lo pilles igualmente, pero sepas que costará... y dolerá." Vaya! Pues, desde Un(t)raveling, les queremos comunicar que no estamos bien bien seguros de lo que significa - o pretende significar - este dicho, pero les mandamos a todos un fuerte y cálido abrazo. Y con esta bonita flor, nos despedimos hasta el próximo capítulo, en el que se vislumbra ya el invierno, sus golpes en las contrapuertas y sus ricas conservas..."


Este fin de semana, al margen de ver a los Pumas inclinarse ante los Wallabis, tocaba presenciar el fin oficial del verano. Si uno aún se puede engañar durante semanas después del fatídico equinoccio del 21 de setiembre, cuando se pasa a la hora de invierno, ya no queda otra que aceptar la (dura) realidad. Este cambio horario holió a invierno, pintó a invierno, supo a invierno. Ya anochece poco después de las seis, el frío se invita en casa y empieza a mordisquear los tomates con un poco de mala ostia, la verdad. Ya que les costaba madurar desde hacía un par o tres de semanas y se quedaban de un (bonito pero frustrante) verde que te quiero verde, ahora lo están pasando mal que te quiero mal, pobrecitos.

los pletóricos protagonistas del otoño: en versión natural y (con los pimientitos locales) en un remake de "tomates verdes fritos".
Por un lado, siguen pululando: tanto los coeur de boeuf como los cherry, con nuevos y jóvenes individuos cada tres o cuatro días; pero por el otro, parecen determinados en no madurar nunca. Eternos adulescentes a lo forever young... Con la extinción progresiva de los calabacines (se nos terminaron, gracias a Dios, no con un meteorito sino a base de carpaccio diario), esperábamos tener un poco de tranquilidad: salir a pillar rúcula o col lombarda para la ensalada y punto ; con buena voluntad, recoger un poco de menta o de estragón ; y como mucho, volver a caer una última vez en (y por) la sopa de calabacín de los jueves - eso sí, tuneada con tiritas del salmón ahumado que nos obsequió y trajo a casa el muy sibarita J. ¡Pues no! De repente nos tocó gestionar kilos de tomates verdes estropeándose y durando lo que duran (como bien dijo don Joaquim) unos peces de hielo en un whisky on the rocks. Probamos la opción fácil, la que está en todas las bocas del mundo gracias a la mítica película de Jon Avnet: TVF. Tomates. Verdes. Fritos.

llevando la sopa de calabacín a otro nivel, con el salmón de las Bermudez...
Y pues, resulta que no mola tanto, aunque con pimientos y un poco de cilantro, no queda nada feo, pero sí un poco soso. Recuerda la berengena asada, sin el característico y encantador sabor amargo. Lo siguiente que se nos ocurrió fue un Chutney de tomate verde*, otro clásico bastante exótico, que resultó resultón. Así con carne, en la vinagreta, con verduras hervidas, con el queso y por los parques, por las avenidas, bajo la lluvia, a la boloñesa, a la carbonara... Ya. Pero finalmente, lo que fue (y sigue siendo) nuestro gran éxito del otoño: la Mermelada de tomate verde**. Rhooooo! A los que ya la probaron, solo podemos pedirles perdón por no tener más: el trip durará poco y el withdrawal será violento. A los afortunados que no la han probado todavía, queda el cielo por descubrir... (Encantadores Wallis y Futuna, pensarán ahora, modestos y todo... A ver, no! Solo que, en serio ahora: gracias al intenné, encontramos muchas recetas que adaptamos y sintetizamos como pudimos. Luego tuvimos la conocida suerte de los principiantes, y ta-tchaaa! Nos quedó MUY rica. Punto). Pero antes de revelar aquí los secretos y las tan esperadas recetas, haremos un repaso rápido del resto del experimento Hortraveling - un instantáneo de finales de octubre:

reconquistando el no man's land en plan buscaminas ; LA calabaza del 2015 vigilando a los baby calçots ; una zanahoria en flor.
 - con la idea de atraer por estas tierras lejanas a nuestros queridos amigos y amigas de Barcelona, acondicionamos (leer: reconquistamos centímetro por centímetro y a duras penas el terreno invadido por el Oxalis) una lineas donde plantamos varias bolsas de cebollas grandes blancas de Lleida para así poder, de cara a la primavera, montar aquí con quien pueda y quiera, una calçotada! Nuestra única calabaza, que pensábamos tunear como la seudo-tradición de Halloween lo exige (al mismo tiempo que hacer sopa y congelarla para todo el invierno!) los estuvo vigilando unos días para garantizar un arranque suave y seguro, antes de cederle el cargo a una zanahoria en flor, que no quisimos comer nunca y así nos lo agradeció. Además de los calçots, plantamos espinaca, mientras la rúcula de la primavera se replantó sola. Así, cada día trae en el plato su ensalada de verdes hojitas... y algún caracol clandestino esporádico! Vamos comiendo de los rebrotes de col lombarda, con mucho carácter, y pescamos regularmente dos zanahorias y un puerro para arrojarlos al caldo de grasa de pato con las últimas patatas de nuestra cosecha: además de ricas y sanas, estas sopas al contadino 100% caseras te convierten en una auténtica bolsa de agua caliente con patas y te vas a la cama sin temer nada el frío...

 - pero no nos engañemos: por mucho que les moleste a la OMS y al lobby del bio-diesel (que por lo visto pasan la marcha superior, agitando sus títeres veganos adictos al tofu y el espectro del cangrejo como nunca), la verdurita rica y sana se disfruta muchísimo más como guarnición de un buen chuletón de ternera del país! Y si además se le echan bolitas de cilantro y se deja que se le derrita encima un poco de queso azul, vamos, las puertas del más allá se abren y el coro de los ángeles baja a tocarte el Aria sulla quarta corda dentro de la boca... hhhhhhhhhhhrg...

calabacín, tomate y demás hechos ma non troppo ;  basse-côte de Montbéliarde en pelotas ; poco hecha, con cilantro y queso azul.
 - en nuestra pequeña isla desierta personal, donde no (se) trabaja ni (los) Viernes, encontramos en mayo un cerezo enorme y cubierto de frutos ; hicimos nuestras primeras armas mermeladeras con unas ciruelas dulces y sabrosas en setiembre ; cosechamos también unas nueces que se aburrían allí y empezaban a pasar frío ; descubrimos finalmente en octubre, cómo un árbol anónimo y olvidado se cubrió de membrillos enormes que algunos pájaros menos ignorantes que nosotros empezaban a picotear... Los rescatamos todos, menos por supuesto un par que abandonamos a estos alados vecinos, y nos iniciamos al arte delicado de hacer dulce de membrillo à la française: la pâte de coing por un lado, la gelée de coing por el otro. Para eso, se pelan, aclaran y trocean los membrillos, luego se ponen a hervir en un pequeño volumen de agua: lo justo para cubrirlos. Dicen que tienes que quitar las semillas, ponerlas en una bolsita de tela y tirar la bolsita de tela en la olla mientras los dejas cocerse unos 40 minutos.

voilà! ahora Wallis tiene su stock de nueces para el invierno!
Bueno, nosotros no somos tan finos, lamentablemente, así que dejamos las semillas durante la cocción y con la punta de un cuchillo, las apartamos al final de todo. La idea (o eso creemos), es que las semillas - como la piel de la manzana - aportan pectina que ayudan a que cuaje la mermelada. Puede que también se le haya que agregar un poco de jugo de limón... El hecho es que, una vez pasadas estos 40 minutos, hay que colar la fruta y chafarla con un pasa-puré hasta obtener una papilla homogénea. El agua de la cocción NO se tira, ya que nos servirá de base luego para hacer la gelée! Con la papilla, haremos el dulce de membrillo de toda la vida: en una olla, a fuego lente, se cuece con su mismo peso de azúcar blanco. Hay que estar bien pendiente y remover sin parar, hasta que al cabo de unos 45 minutos, la cosa ha cambiado de aspecto, se ha vuelto más traslúcida, como si fuera ámbar, y más firme también (como si fuera ámbar). Se coloca en bandejas (de no tener nada muy pro, con papel de aluminio nos fue bien) y se deja enfriar. Se le puede echar un poco más de azúcar encima, que queda bonito. Al agua de cocción, también se le añade su propio peso de azúcar (¡Madre mía si es ligero y sano todo eso de las mermeladas! Mejor pa regalar que pa tener en casa...) y se deja cocer una hora o casi, aquí también estándole bastante encima y removiendo todo el rato, porque si te pasas, pues no hay vuelta atrás. Supuestamente, llega un momento en el que la gota NO SE CAE de la cuchara de madera y ese es el punto para poner en los botes! A nosotros, no pudo la impaciencia y se nos quedó un pelín liquida la gelée. O bien fue el efecto paradójico de las frambuesas que le echamos para que quedará más sexy (y porque con las 11 frambuesas que cosechamos este año, no había mucho más que hacer...)

membrillos isleños, lavados, pelados y listos para hervir ; por un lado, la Gelée de coings ; por el otro, la Pâte de coings.
 - ahora bien, después de entreteneros un buen rato con cosas vanas y terrestres, ha llegado la hora de elevarnos hacia lo divino... Os recomendamos bajar las luces, bajar las persianas y bajar el volumen del móvil hasta un nivel cercano a la vibración. Tal vez querais poner algo de música que inspire paz y trascienda lo mundano ; tampoco estaría mal, vamos: el Spem in alium de Thomas Tallis, por ejemplo. Aquí viene el muy esperado:



* Chutney de Tomate verde:

los ingredientes:

- 1 kg de tomates verdes,
- una manzana,
- dos cebollas medianas,
- un pimiento rojo (optativo),
- 200 mL de aceto balsámico,
- 200 g de azúcar,
- sal, pimienta, cayena
- 1 rama de canela, 3 clavos,
- 2 cucharadas de gengibre rayado.


la preparación:

No es que tenga mucho secreto: se cortan finitos tomates, cebollas, pimiento y manzana, y se dejan un rato con sal para que suelten jugo. Mientras tanto, se  calienta el vinagre con el azúcar, la pimienta, el gengibre rallado y las demás especias. Cuando empieza a hervir, se le echa la fruta, removiendo regularmente y manteniendo un fuego mediano. Va pillando un color morado y reduce lentamente. No hay que hacer nada, solo asegurarse de que no se queme. Al cabo de un par de horas o así, tendrá consistencia de mermelada y estará listo para poner en unos botes bien lavados!



el muy cotizado Chutney de tomate verde, en pleno proceso de cocción.



 - y para terminar, la ya famosa:


** Mermelada de Tomate verde, Vanilla y Cítricos:

los ingredientes:

- tomates verdes,
- la piel de una manzana,
- una rama de vanilla,
- el zumo y la piel de un limón,
- azucar,
- pieles de naranja y/o mandarina
- un poquiiiiito de canela.


la preparación:

Se corta, pela o raya todo esto de aquí arriba y se deja macerar (marinar?) una noche en una olla en la que antes se ha preparado un fondo de caramelo con azúcar, agua y zumo de limón. Al día siguiente, se pone a fuego lento el conjunto y se le va agregando azúcar, hasta alcanzar casi el mismo peso que el de los tomates. Removiendo y probando mientras va hirviendo suavemente, se llega a un punto en el que conviene retirar la vanilla y parte de las pieles de limón, naranja y/o mandarina: eso queda un poco al gusto de cada uno, más o menos intenso... Cortándolas muy finitas, se puedan dejar algunas pieles que quedarán confitadas pero le darán un toque de mermelada inglesa, un poco bitter. Sino, retirándolas todas, se obtiene una mermelada más dulce. En todo caso, cuando empieza a pintar bien y haber reducido bastante, se chafa con el prensa-puré de la iaia, se pone en botes y... se subasta en ebay!


la riquísima Mermelada de tomate verde, vanilla y cítricos, marinando.

Y eso es todo para hoy amig@s! Si quieren probar las exquisitas recetas estas de Chutney, Dulce de membrillo o Mermelada, solo hay dos opciones: la primera, nos hacen una visita sin tardar demasiado porque se agotarán rápido las existencias ; la segunda, lo intentan hacer en casa y de ser así, pues nos mandan un mensajito con fotos, que eso siempre se agradece, diciéndonos que tal les han quedado! Nos se pierdan el próximo capítulo! Y hasta prontito...

los protótipos (batch #1) y el B.M.U.B, Banco Un(t)raveling de Mermeladas Buenísimas: el tesoro mejor guardado del Pirineo norte...

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